Cuando una organización se plantea evolucionar de un modelo de negocio enfocado en el producto a otro centrado en el cliente se hace necesario evolucionar la cultura de la compañía.
Directivos, mandos intermedios, equipos comerciales tienen que desplegar nuevas capacidades: empatía, detección de las necesidades profundas del cliente, asesoramiento, asertividad, cierre centrado en el cliente…
Este cambio implica pasar de una habilidades centradas en la venta a un modelo de impacto e influencia basado en las técnicas derivadas de las últimas investigaciones y hallazgos del ámbito de la neurociencia, la sociología y la psicología positiva.