Mindfulness y Gestión de Emociones

Durante mis 25 años de experiencia en multinacionales, muchas veces me he planteado la manera en que se gestionaban (o mejor dicho en que no se gestionaban…) las emociones dentro de las organizaciones, y he divagado sobre cómo conjugar la presión que el sistema y la inercia del mismo provocan en las personas, con una manera sana y “aceptable” en un marco empresarial del qué hacer con las emociones individuales.

Viendo la situación en perspectiva, y basándome en la realidad que he vivido, veo una incipiente evolución (al menos en el mundo de las empresas multinacionales) en el tema de las emociones, desde una situación en los años 90 que me atrevería a llamar de “represión”, a la actualidad, donde, aun quedando mucho camino por recorrer, al menos se empieza a hablar de la parte emocional de las personas y el impacto positivo que puede tener en las organizaciones el dar herramientas para ayudar en esa gestión emocional.

Una de las herramientas que a mí me funciona es el Mindfulness, y junto con otros compañeros que también la utilizaban, lideramos la creación de un espacio semanal de práctica del Mindfulness, en una de las multinacionales en las que trabajé, con el ánimo de compartir nuestra experiencia, y abrir en mitad de la semana un espacio de conexión contigo mismo que pudiese contribuir a sembrar la semilla de una cultura organizativa más consciente.

En el mundo VUCA en el que vivimos, caracterizado por la volatilidad, el cambio constante, la incertidumbre, la complejidad, la ambigüedad, la inmediatez, el resultado a corto plazo, la presión, y parafraseando a Jon Kabat-Zinn, fundador del Center for Mindfulness in Medicine, Health Care, and Society en la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts, en este mundo VUCA nos perdemos, dejamos de tener contacto con nosotros mismos y con nuestras emociones, y dejamos de ser conscientes de dos puntos fundamentales.

Este momento, el presente, es cuanto tenemos para trabajar.

Interrumpiendo el contacto con lo más profundo de nosotros, perdemos oportunidades de ser creativos, aprender y crecer.

En esta línea, el objetivo del Mindfulness sería lograr atención plena con aceptación y sin juicio, lo que te lleva a un mayor conocimiento de ti mismo y desarrollar una mayor consciencia, lo que normalmente llevará aparejado ese crecimiento, aprendizaje y creatividad que redundará en beneficio de la persona, del rol que desempeña y de la organización.

Por otro lado, mi sensación es que hay una creencia generalizada de que el Mindfulness sirve para relajarse o para tener menos estrés. Pudiendo ser esto cierto, diría que éste es un efecto secundario provocado por la práctica, pero no es el fin en sí mismo como hemos visto en el punto anterior. Aun así, solo el hecho de conseguir en las organizaciones este efecto secundario de reducción de la ansiedad, creo que sería un gran avance.

Y aunque obviamente es un camino de toda la vida en el que hay que ir avanzando paso a paso con constancia y perseverancia, el inicio puede ser algo tan sencillo como respirar de manera profunda tres veces, ser consciente de esa respiración y aceptar el momento presente sea cual sea, no con resignación, sino como un reconocimiento de que lo que está sucediendo es lo que está sucediendo, y a partir de ahí poder tomar una decisión desde un lugar distinto.

“Sólo amanece el día para el que estamos despiertos”

Henri David Thoreau, Walden

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